jueves, 5 de agosto de 2010

No vivir en la opresión.

...el fin del pueblo es más honrado que el de los grandes,
queriendo éstos oprimir y aquel no ser oprimido.
NICOLÁS MAQUIAVELO, El Príncipe, IX,3,52.
El pueblo sólo le pide al príncipe no ser oprimido.
Idem, ibid. IX,5,53.


   No vivir en la opresión. A esto aspira el pueblo. Sólo esto le pide a su príncipe.
   El objeto de su deseo, aquello por lo que lucha, el fin que persigue no es el poder de dominio, sino tan sólo un modo de vida. Un modo de vida no encadenada a la sujeción. Es decir, libre.
   Libertad en cuanto no sujeción, no sólo al dominio exterior extranjero, sino particularmente al interior, al de esa minoría constituida por los grandes; gente del mismo pueblo, que, sin embargo, no persigue el logro del mismo deseo...
   Un deseo es más honrado que otro. Lo es el del pueblo. Porque es más honrado impedir ser dominado que dominar. ¿La razón? Maquiavelo no la da. Quizás no haya más razón que el mero hecho de que los hombres honren más la defensa de la propia autarquía que el ataque a la ajena; más la preservación de la propia libertad que el sometimiento de los otros. Para el Príncipe esto habría de ser suficiente; el hecho a tener en cuenta sería ése: que es mayor la honorabilidad del deseo del pueblo que el del dominio perseguido por los grandes.
   Permanecer libre es más honorable que dominar. Este deseo es más honorable que su contrario. Y, si los deseos honran, a su vez, a los que los tienen, se podría inferir que es mayor la honorabilidad del pueblo que la de sus magnates.
   No ser oprimido es un deseo más fácil de circunscribir que el de dominar. Se llega a un punto en el que la opresión deja de experimentarse y de ser. El objeto del deseo ha sido logrado y, la satisfacción, disfrutada. Pero no pareciera que un punto tal se diera en el caso del deseo de dominio. Mientras el primero parece poder ser contenido en la razonabilidad de sus límites, el segundo se muestra incapaz de contención; contención en el deseo de no ser oprimido, e incontinencia en el de opresión. (No hay incontinencia alguna que goce de algún aprecio entre los hombres; en realidad, no hay incontinencias honorables; todas ellas son indefectiblemente penosas.)
   Quizás pudiera resumirse esto diciendo que es propio de señores no vivir oprimidos, y propio de los señores vivir oprimiendo. Que hay más señorío en el pueblo que en los notables. Más grandeza en la autarquía que en la dominación. Menos carencia en la primera que en la segunda...
   (Quizás sea este concepto, el de señorío, el que corresponda a esa honorabilidad a la que apela Maquiavelo para diferenciar las calidades de los referidos deseos).
   Pareciera subyacer a su pensamiento una profunda ética de la libertad, estrechamente ligada a una ética de la gloria…